miércoles, 6 de junio de 2012

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Todas las ilusiones se me escapan como agua entre mis dedos.
El agua continúa nadando, siempre sigue el curso de su río.
Vuela al ras del suelo.
Otras veces, en cambio, nos ahoga con su lento caminar.
Y una lágrima cae en su inmenso océano. Parece tan efímera como el saludo de dos extraños, tan simple como un cruce de miradas, pero en realidad es tan intensa como la valentía para decir "adiós".
Adiós. Esa palabra destruye. Y <<la vida es construir, no destruir>>. Destruye cual guerra a un país todas tus sonrisas, lo único que le sirve de artimaña a Morfeo para hacerme soñar. Hace añicos cual porcelana estampada con furia todas esos ínfimos roces que, aún pequeños, incendian todas las hectáreas de mi corazón. Mata cual enfermedad a una familia cada recuerdo que tu dulzura ha grabado con fuego en mi alma. Recuerdos, para mí, únicos. Eclipsa cual luna al Sol ese Sol que con cada mirada, aunque no lo sepas, consigues bajarme del cielo y rendir a mis pies.
El río a veces descansa. Se detiene debajo de cada instante para que al asomarnos veamos reflejada en él la magia que nos embriaga cuando nuestras miradas se confiesan, se desnudan, se sinceran. Agua cristalina para que no se confunda el reflejo del rojo de nuestros corazones cuando oyen el latir del otro. El río marcha, y en el fondo de sus aguas guarda el reflejo de esos instantes en los que el uno con el otro hemos hecho historia. Se lleva en sus curvas el reflejo de la curva más bonita, que en mi rostro sólo reluce cuando tú eres su reflejo...
Capaces seríamos juntos de quemar el mundo entero con un sólo gesto. Creemos terremotos, pisemos fuerte y originemos huracanes. Acaríciame y formemos un tsunami. Que el río tiemble. Que se asuste y que no marche. Que no nos separe, que no te lleve con su corriente.
Ha comenzado a nadar de nuevo. El río tiene que seguir su camino, ya ha reflejado demasiados sueños que nunca serán más que eso. Y te lleva tras él. Cada día más agua nos separa, agua que en el/su fondo esconde nuestros días.
Ahí irán a parar todos esos besos imaginarios que no nos hemos dado. Al fondo del inmenso océano que atento nos vigila.
Rauda, veloz, el agua te arranca de mi a la velocidad de un haz de luz. Vuelve, te lo suplico, vuelve.
Detén el río, corre, salta, haz lo que sea, pero vuelve. Aunque qué tonterıa, los imposibles sí existen, y sé que no sabes nadar a contracorriente. <<Estaba claro que no podíamos ser agua>>.
Es una eternidad, un día puede ser una eternidad y unas horas se reducen a tres segundos.
Mueve las aguas en sentido contrario, te equivocas de puerto, el destino se equivoca de destino.
Es cierto que será un adiós para siempre?
No puedo creerlo de la misma forma que Egipto no puede ser sin sus pirámides, China sin su muralla, Francia sin su TorreEiffel y Roma sin su Coliseo, la luna sin sus estrellas y el cielo sin su Sol, la lluvia sin el arcoiris y el arcoiris sin color.
Oúnicamente lo creeré el día que se separe el infinito de la inmensidad, que se erradice el egoísmo y que se invente la receta para el olvido y la cura del amor.
Sí; -por si aún no han quedado claras mis palabras, la clara agua ha de partir de nuevo después del poco pero intenso tiempo que el destino nos ha permitido disfrutarla. El agua que es oportunidades, vida, se marcha y tú te vas con ella. Pero quiero que sepas que cada vez que oiga su centelleante susurro te recordaré. A ti y a cada instante que hemos compartido. Y sonreiré. Sea donde sea y esté donde esté tu recuerdo siempre me hará sonreír. La palabra adiós destruiría todo lo que hemos construido, así pues, deseo que sea un hasta luego. Y para terminar, aconsejarte que si quieres saber qué siento, no hace falta que me leas, recuerda cualquiera de las mil miradas que te he dedicado, y entenderás que dicen mucho más que cualquier "te quiero"-, TE VOY A ECHAR DE MENOS.
inés

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